En un mercado cada vez más competitivo, los televisores no solo se diferencian por su resolución o sus funciones inteligentes, sino también por los materiales con los que están fabricados. Aunque poco visible para el consumidor final, la elección de estos componentes puede tener un impacto enorme en dos frentes: la calidad de imagen y la sustentabilidad.
Un caso clave es el del cadmio, un metal pesado presente todavía en algunos modelos de pantallas con tecnología de puntos cuánticos. Este material, al no gestionarse correctamente, genera residuos tóxicos que afectan al medioambiente. Mientras algunas marcas continúan utilizándolo para lograr colores más vivos, Samsung decidió apostar por una alternativa libre de cadmio en su línea QLED, un movimiento que la posiciona como pionera en este terreno.
Tecnología Quantum Dot sin cadmio
El desarrollo comenzó en 2015 y fue validado por SGS, un organismo independiente que certificó que la tecnología Quantum Dot de Samsung no contiene cadmio. Esta innovación permite alcanzar un 100% de volumen de color, brillo optimizado y eficiencia energética, incluso en modelos de gran tamaño y resoluciones 4K u 8K.
En sus gamas Neo QLED y The Frame, la compañía suma además compatibilidad con HDR10+, inteligencia artificial para optimizar imágenes en tiempo real y modos adaptativos que ajustan el contenido según el tipo de escena. Esto significa que, además de ser más sostenibles, los televisores mantienen un diferencial en experiencia visual frente a competidores que aún dependen de materiales contaminantes.
Sustentabilidad y regulación
La decisión de eliminar el cadmio responde a exigencias regulatorias internacionales, como la normativa RoHS en Europa, que restringe el uso de metales pesados en productos electrónicos. Pero también se alinea con una demanda creciente de consumidores: la búsqueda de tecnología sustentable que combine innovación con responsabilidad ambiental.
Samsung plantea así un argumento doble para sus televisores QLED: calidad de imagen de última generación y un menor impacto ecológico. En un contexto donde la industria enfrenta el desafío de reducir su huella ambiental, la eliminación del cadmio no es solo una decisión técnica, sino también estratégica.