Una nueva función de X reveló, sin querer, la infraestructura oculta de cuentas falsas



La nueva función de transparencia de X no necesitó más que unas horas para mostrar efectos inesperados. El 22 de noviembre, la plataforma activó “Acerca de esta cuenta”, un panel que revela datos básicos sobre los perfiles: ubicación aproximada, fecha de creación y cambios de nombre. 


Lo que en principio parecía una actualización menor terminó dejando al descubierto que parte de la actividad más visible en la plataforma provenía de lugares muy distintos a los que esas cuentas afirmaban.


Usuarios de todo el mundo comenzaron a compartir capturas de perfiles que se presentaban como voces del movimiento MAGA en Estados Unidos, pero que aparecían ubicadas en Nigeria, Bangladesh, Rusia o países de Europa del Este. Algunos de estos perfiles tenían cientos de miles de seguidores y participaban activamente de debates políticos en plena temporada poselectoral de 2024.


La sorpresa no se limitó al terreno político. Cuentas que decían transmitir, en tiempo real, lo que ocurría en zonas críticas de la guerra en Gaza aparecían publicando desde Afganistán, Pakistán, Indonesia o Rusia. Incluso testimonios que se mostraban como relatos en primera persona desde ciudades bajo ataque terminaban asociados a ubicaciones completamente distintas.


La reacción dentro de la plataforma fue inmediata. La función se deshabilitó temporalmente, lo que alimentó especulaciones sobre presiones externas, y luego volvió a habilitarse con ajustes. X también comenzó a probar alertas para casos en los que detecta uso de VPN o proxys, indicando que la ubicación podría no ser precisa. Además, los usuarios pueden elegir si quieren mostrar un país específico o solo una región.


Más allá de la discusión técnica, el episodio vuelve a poner en primer plano un problema ya conocido: las redes sociales siguen siendo terreno fértil para operaciones coordinadas de desinformación y para cuentas que buscan influir en discusiones políticas ajenas. Tanto organizaciones de monitoreo como investigadores independientes llevan años documentando cómo actores de distintos países utilizan identidades falsas para insertarse en conversaciones nacionales y amplificar narrativas polarizantes.


En el caso de X, además, se suma un incentivo económico. El programa de monetización recompensa a los creadores con mayor interacción, lo que hace que producir contenido político, el que más engagement genera, sea rentable para operadores que trabajan desde países donde esos ingresos representan un monto considerable.


La herramienta de transparencia no resuelve el problema, pero evidencia su escala. Al hacer pública información básica sobre los perfiles, X deja expuestas redes que hasta ahora pasaban inadvertidas para la mayoría de los usuarios


El desafío será mantener este nivel de apertura sin comprometer la privacidad legítima y, al mismo tiempo, reforzar los mecanismos para reducir la influencia de cuentas que operan con identidades falsas y con objetivos poco claros.



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